La niebla tiene esa capacidad de borrar el cielo y unirlo con la  tierra para crear una postal bucólica e infinita. Una mañana de invierno, una señal aparece de la nada frente a mí, y me cuestiona el más allá, el otro orden, el verdadero, el eterno. ¿Qué dirección debo tomar?

Nada en el todo se detiene. Desde el inicio de los tiempos, todo sigue su curso. Es equilibrio, es armonía, es Tao, es Dios, es naturaleza… Lo que hace que todo sea como es.

Sin embargo, los humanos, con nuestra prepotente racionalidad, hemos cambiado las reglas. Tenemos la supuesta capacidad de razonar para elegir. Y a eso atribuimos la gran fortaleza sobre el resto de las especies.

¿Fortaleza?¿No será que nuestra racionalidad atenta contra la naturaleza de las cosas? ¿No será más bien de bobos alterar el orden establecido durante miles de millones de años en la inmensidad del universo, con la pretensión de hacer el mundo más habitable?

ByMiras - Fine Art Photography - Ricardo Miras
Go straight or turn right – Edición Limitada – Fotografía Ricardo Miras

Una mañana de invierno, la densa niebla impide por completo la visibilidad,  y la mirada no alcanza a ver más que unos pocos metros de futuro. Una bucólica postal aparece de la nada frente a mí, indicándome que es hora de elegir: Go straight or turn right. 

En aquel presente está la revelación. Recordándome que en aquel momento incierto debo seguir hacia adelante, porque antes que yo otras personas han decidido que así debe ser. Es el orden diseñado. El orden inventado. Me sobra el tiempo. Pienso. ¿Y si en lugar de seguir recto, tomo el camino de la derecha?

La niebla tiene esa capacidad de borrar el cielo y unirlo con la  tierra para crear un espacio misterioso e infinito. La señal de dos flechas blancas, pintadas en medio de la carretera oscura llama poderosamente la atención. Indica lo que hay que hacer. La ruta segura

Pero al levantar la mirada se extiende un campo convertido en misterio por acción de la niebla, que me invita a salir del camino marcado. ¿Seguridad o riesgo?

Mas allá veo otro orden, el verdadero, el eterno. Mentalmente cruzo la carretera y me adentro en el infinito del universo. Abandono el destino civilizado. Ninguna señal me indica el camino. Soy libre.

De repente me sorprendo a mí mismo en aquel lado de la carretera. Han pasado 10 minutos de reloj, pero en mi mente parecen horas.

Mi cámara está a punto. Hago mía la eternidad, en esta imagen inconexa.